Sea la etiqueta de un vino, el programa de un concierto, el paquete de una tienda gourmet, la carta del restaurante, una libreta corporativa que llega a manos de nuestro cliente.
Son pequeñas presencias de nuestra marca en las manos de nuestros clientes. La sensación de “tocar” la marca vistiendo a nuestro producto es, y seguirá siendo, insustituible en muchos casos.
Cuidar, por lo tanto, cada detalle, no implica necesariamente “gastar más” en la producción, sino poner mucha atención a la creatividad, para que, en base a los materiales y acabados posibles y asumibles, el resultado sea... un verdadero espectáculo.
Y las palabras claves son: